Ilka Oliva Corado.
Debimos haberla matado, se habrán repetido cientos de veces sus torturadores cuando la vieron convertirse en la primera mujer presidenta de Brasil. O hubieran querido que también como a Evita, el cáncer la desapareciera (momentáneamente, porque es inmortal) del escenario político. Hay un antes y un después de Dilma en Brasil y en América Latina. Una mujer presidente venciendo al patriarcado. A la inequidad de género. Una mujer que desde el gobierno ha creado políticas de inclusión de género. Políticas sociales que han beneficiado a millones de parias que la oligarquía solo puede ver como peones y a los que ha explotado durante siglos y quiere seguir explotando.
La vida de las mujeres siempre ha sido cuesta arriba, seguimos luchando contra el peor de los enemigos: el patriarcado, de donde se deriva la misoginia y el machismo que tanto daño nos hace como sociedad y género. Mucho más difícil aún es para las mujeres que se atreven a desafiar los límites y las normas impuestas y participan activamente en política. Ser mujer, tener arrestos y la dignidad y la capacidad de dirigir una nación se paga caro en América Latina, si lo sabrán Cristina y Dilma.
Ambas mancilladas. Muchos de los análisis post golpe a Dilma, escritos por intelectuales y analistas políticos internacionales la condenan y la culpan por ser mujer.
Análisis hechos desde el patriarcado, subjetivos, con un alto nivel de misoginia y estereotipos. Con todo tipo de insultos, menosprecio y falacias.
A Dilma este golpe fraudulento se le ha dado desde la traición, el odio, el celo, desde el sentimiento de inferioridad por esa razón ha sido con saña. Un ataque contra el progresismo y la democracia que se gestó desde que Lula llegó a la presidencia y que aumentó la dosis de odio cuando fue Dilma la que tomó la batuta: demasiadas mujeres en el gobierno, demasiados afro descendientes, algo que no soportó el clasismo y la oligarquía y mucho menos el patriarcado.
Demasiados beneficios para los más golpeados del sistema, olvidados y explotados. Demasiada plusvalía para los parias, demasiada vida para las favelas. Demasiada visibilidad para las mujeres y demasiados derechos para la comunidad LGBTI. Desde ningún punto de las ideologías, del clasismo, de la opresión, de la visión neoliberal o de la democracia se puede negar el avance que ha tenido Brasil con Dilma como presidenta.
Su gestión ha sido respaldada por 54 millones de brasileños y, golpeada por 50 votos a traición de peones del capitalismo. Una de las nuevas modalidades del Plan Cóndor: golpes a dedazo con el apoyo de medios de comunicación que manipulan y juegan el papel de entes políticos.
No existe una sola prueba que la implique y, que busquen hasta por debajo de las piedras si quieren. Su pecado capital ha sido gobernar para los mancillados y crear políticas de inclusión, desarrollo e igualdad social. Buscar hacer valer la justicia en materia de Derechos Humanos. Dar voz a los invisibles y sueños a los nadies; eso no hay oligarquía, neoliberalismo y clasismo que lo perdone y lo permita.
Cortando la cabeza de Dilma llegan al corazón de los parias, por esa razón el ataque feroz desde la traición. Porque de frente perdieron en las urnas.
No pudieron con quien ha dado techo y ha puesto un plato de comida en las mesas de millones de marginados. Quien ha creado fuentes de trabajo, invertido en educación, salud e infraestructura. Con quién ha llenado de utopías las periferias antes oprimidas. Quien le apostó a los BRICS antes que al capital estadounidense y oligárquico de la región.
Quien no ha vendido el petróleo a manos azadonas. Con quien tiene una visión futurista de integración regional. Quien quiere para la infancia brasileña un desarrollo integral en su propio país para que no se vea obligada a migrar como en países de corte neoliberal, hacia la explotación estadounidense.
Quien quiere y pelea por los derechos para las mujeres para que dejen de ser vistas como seres humanos de tercera categoría.
Los 54 millones de brasileños tienen la obligación política y humana de tomar las calles y manifestarse pacíficamente defendiendo sus derechos, Dilma no lo puede hacer sola, Dilma los ha defendido durante su mandato, con su vida desde su adolescencia: ¡que no se olvide nunca que fue torturada por los mismos que ahora la quieren destituir!
Ahora les toca hacer valer ese voto y hacer escuchar sus voces. Nadie puede defender los derechos de los parias, más que los parias mismos. Por Dilma, por Brasil, por las favelas. Por el derecho a vivir en un país que se merece florecer. Por le memoria histórica, la dignidad, la identidad, por los Derechos Humanos y laborales. Por la plusvalía. Por la justicia, por la integridad y por el amor. Por los que estuvieron, por los que están y por los que estarán.
Dilma es inquebrantable, con ella no podrán. Pero no van por ella, van por los logros del gobierno progresista, van por los sueños de los parias. Van por la belleza inaudita de un Brasil floreciente. Ningún capital, ningún opresor, ningún poderío traidor ha podido nunca con la fuerza descomunal de un pueblo herido y honrado. Brasil, tiene que demostrar de qué está hecho. Es ahora. La lucha es hoy.
Hoy y siempre, mi amor y mi respaldo a mi presidenta Dilma y a mi patria Brasil.
14 de mayo de 2016.
Estados Unidos.
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Ilka Oliva Corado.
¿Por qué migran niñas, adolescentes y mujeres? ¿Cuál es la razón de dejar el país de origen y lanzarse a la desventura de una travesía indocumentada con la seguridad que serán transgredidas y, si bien les va podrán sobrevivir y tratar de lidiar con el averno de la post frontera; eso si llegan a su destino, sino serán un número más de las estadísticas de desparecidas y fallecidas en el tránsito migratorio en tierra de nadie. Sin ninguna autoridad que las busque y que las dignifique llamándolas por su nombre y reconociéndolas en su identidad.
Una tragedia el solo imaginarla pero es una realidad y Guatemala está forzando a miles de niñas, adolescentes y mujeres a buscar salvar sus vidas en otro país, Estados Unidos parece ser la mano más próxima en prestar ayuda, pero es solo una fantasía en la desesperación. Bien es sabido que su política migratoria irrespeta los derechos humanos y laborales de las personas indocumentadas. El abuso por parte de coyotes, autoridades mexicanas y de la Patrulla Fronteriza hacen de la travesía el peor de los infiernos para cualquier ser humano y, la saña con la que transgreden a las niñas, adolescentes y mujeres es atroz. ¿Por qué sigue siendo invisibilizada y solapara la migración forzada y estos abusos? ¿En qué se benefician los gobiernos involucrados?
Buscan salvar sus vidas, huyen de un sistema patriarcal que las violenta y las excluye. Huyen de la miseria, de la pobreza, de la hambruna. De la violencia de género, de la violencia intrafamiliar, de los feminicidios. Huyen de las limpiezas sociales. Huyen de la decadencia de un sistema que las victimiza. De una sociedad ajena a la atrocidad por su indiferencia. Huyen del clasismo, del racismo, del abandono y del olvido.
Huyen porque han perdido hasta la última esperanza que perecer en la travesía es lo de menos. Madres solteras, niñas y adolescentes a las que las bandas delictivas han abusado y han puesto precio a sus cabezas. Abusadas también en el propio seno familiar, por sus padres o familiares cercanos. Por sus cónyuges. La migración es forzada, nadie va a arriesgar su vida así por así y a aventurarse en una travesía por ambición.
Ese esfuerzo, esa psicosis, ese dolor y esa angustia. Esa desolación y esa añoranza regresan al país de origen convertidos en remesas. La ilusión de un hogar, un plato de comida para los suyos sobre la mesa, calzado y estudio para los hijos que se quedaron. Para los padres que se quedaron. Para los hermanos y los abuelos.
¿Cuándo cambiará esta situación? ¿Cuándo el estado guatemalteco dejará de exportar niñas, adolescentes y mujeres para las redes de tráfico para fines de explotación sexual, laboral y tráfico de órganos que pupulan en la travesía indocumentada entre México y Estados Unidos? ¿Cuándo la sociedad guatemalteca dejará de ser indiferente ante los más golpeados del sistema? ¿Cuándo será un país de política integral que le apuesto al desarrollo, a la justicia social y a la equidad de género?
Mientras tanto, serán miles las que seguirán migrando en esas peregrinaciones buscando en otro suelo lo que no les ofreció el propio.
Mayo 06 de 2016.
Estados Unidos.
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Ilka Oliva Corado.
Siempre he estado segura de que los seres extraordinarios se marchan en días aciagos, de cielos encapotados llorando cántaros de lluvia. Don Eduardo Galeano se ha ido en un día así, hoy amaneció sollozando la niebla de la primavera estadounidense, despidiéndolo desde las primeras horas de la madrugada.
Nosotros los parias, los impronunciables, los de los lomos partidos durante siglos de explotación, nosotros los iletrados, los jornaleros. Nosotros obreros, campesinos y eternos proletarios nos hemos quedado huérfanos con la partida de don Eduardo.
En un total desamparo, sumidos en la densa oscuridad del desconsuelo, se fue el hombre que se atrevió a vernos a los ojos, que se atrevió a darnos un nombre, a caminar con nosotros y a cargar sobre sus hombros nuestra tribulación de clase social explotada por los tiranos.
Se ha ido un intelectual que siempre se sintió un peón de a pie y esa grandeza humana es la que lo hace inmortal, él transcendió los linderos de las clases sociales y de los cartones de universidad.
A don Eduardo lo lloran en estos momentos los intelectuales, los luchadores sociales, los seres justos y consecuentes, lo llora el exclusivo mundo de las editoriales, lo llora la poesía y la buena literatura.
Pero también lo lloramos los invisibles, los calvarios anclados en los pies de los jornaleros, lo lloran las manos de las niñas que piscan granos de café en las fincas ajenas, lo llora el vientre materno que lleva en sus entrañas el fruto de una violación, lo llora el adolescente encarcelado por el único delito de ser de arrabal. Lo llora la chusma de periferia, lo lloramos los indocumentados, nosotros los del desarraigo. Las putas, los homosexuales, los drogadictos, los fétidos revolucionarios de todos los tiempos.
Nosotros los necesitados de su luz, de su consecuencia y de su lealtad. De su pulso certero, de su palabra justa y de su dignidad. Nosotros los de la piocha y el machete, los de la mazorca y el costal. Nosotros los apaleados, los engañados, los braceros, los que vivimos en los basureros, los que no tenemos permitido soñar. Nosotros los nadies.
Nosotros los de las venas rojas y fecundas, los del buen lomo para cargar. Nosotros los del agobio, los de la servidumbre. Los apátridas, los pestilentes a sencillez. La masa labradora, los agrestes y su caudal. Nos hemos quedado sin El Bastión, sin el ser que nos dignificó.
¿Cómo llenar ese enorme vacío? ¿Cómo sobrevivir a tanta soledad? ¿Al infortunio a la esterilidad?
En la quimera nos queda el paradigma de un ser inmortal, la grata escuela, su fecundidad. Nos deja su semilla, su poesía y su libertad. Nos deja las ilusiones para continuar, nos deja su prosperidad.
Nos deja el elixir de la locura, y la alegría de soñar. Nos deja la consecuencia de un ser cabal. Una vereda para continuar. Nos deja la flor de cordillera, el canto de las chicharras, la trova y la oda, nos deja a las musas de los acantilados, nos lo deja sin punto y final. Nos deja la vena abierta para no presagiar. Nos deja la puerta abierta y su claridad. Nos deja el amor profundo de la hermandad, el sentido de la solidaridad, nos deja en la eterna lucha de la equidad. Nos deja su sinceridad, su hermosura su fidelidad.
Se va y lo despedimos desde los cerros, las barriadas, las grandes urbes, desde las maquilas, los campos de cultivos, desde las casitas de adobe, desde la calle de tierra. Desde los salones de universidad.
Buen viaje maestro, se le va a extrañar.
Abril 13 de 2015.
Estados Unidos.
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Tlachinollan
Con el arduo trabajo que su padre Pablo Martínez realizaba en el campo, Bertoldo experimentó lo difícil que era para una familia depender únicamente de la cosecha del temporal. Forjó su espíritu combativo en las faenas del campo. En los surcos supo lo que era ganarse el sustento diario, comiendo lo que sus manos trabajaban. En estas siembras del hambre encontró las primeras enseñanzas de cómo luchar contra la injusticia y la discriminación. De su madre Francisca Cruz aprendió a ganarse la tortilla vendiendo pescado seco en el mercado de Ayutla. Con ella caminó por las escarpadas montañas y se adentró al mundo insondable de las comunidades indígenas. Le impactó bastante saber cómo los niños y niñas me'phaa y tu un savi que vivían en las casas de los comerciantes mestizos, eran sobre explotados para poder estudiar. Siempre se sintió interpelado por la gente de la montaña, por su fuerza para luchar y su capacidad para resistir, en medio de tanta precariedad. Los viajes que realizó con su madre desde pequeño, le sirvieron para conocer las rutas del oprobio. Comprendió que el pescado seco para las familias pobres de la Montaña representa el único producto del mar que está al alcance de sus bolsillos. Su mamá sin pretenderlo formaba parte de esa red de pequeños vendedores que van de pueblo en pueblo a paliar el hambre de las familias del campo.
Bertoldo fue asimilando cómo la población afromestiza y la indígena, a pesar de estar asentadas en nichos ecológicos diferentes, comparten una realidad que ofende, por la pobreza ancestral en que se encuentran sumidas. Ni el mar ni la Montaña han podido dignificar la vida de estos pueblos. Su rezago social no es por cuestiones culturales ni raciales, sino por un sistema económico excluyente que le niega a la gente del campo ser sujeto de su propio desarrollo.
Sus estudios de secundaria y preparatoria en Acapulco fueron la base para afianzar sus inquietudes como luchador social. En Puebla tuvo la oportunidad de formarse como médico general. Desde que hizo su internado en San Luis Potosí comprendió que su trabajo con la gente era parecido al de un misionero. No le importaba quedarse por muchas horas en el hospital con tal de atender a la gente. En Azoyú demostró su vocación como médico comprometido con la comunidad. Por su entrega se ganó el cariño de la gente. No aprovechó las circunstancias para hacer dinero, más bien fue un tiempo que lo puso a prueba. Constató cómo las instituciones no atienden ni protegen a la población que solicita sus servicios. Por más que se esforzaba por brindar un servicio de calidad, veía que su esfuerzo se esfumaba cuando a los pacientes los obligaban a realizar muchos gastos en medicinas, material de curación, estudios de laboratorio. Luchó desde dentro contra la voracidad de los burócratas de la salud y vio que este monstruo carece de sentido humanitario para apoyar a los más pobres.
Fue en Juchitán donde pudo conocer a fondo la problemática de las comunidades afromestizas. Como médico se ganó la confianza de la gente. Su generosidad lo llevó a poner su farmacia al servicio de las familias de escasos recursos. Poco le duró el negocio familiar porque era más la gente que requería la medicina gratis que la que podía pagarla al precio comercial. Su esposa Florentina tuvo que saber sortear esta difícil situación económica. No sólo apoyó a Bertoldo en su trabajo como médico y en lo que representaban sus luchas más allá de la región, sino que también trabajó fuertemente para sacar adelante a Mario Alberto, Francisco y Javier, sus amados hijos.
La apuesta por el cambio democrático generó en Guerrero altas expectativas en las elecciones de julio de 1988 con la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas para presidente de la República, postulado por el Frente Democrático Nacional. A finales de la década de los 80 nuestro estado vivía momentos muy agitados por las disputas políticas que se daban en la mayoría de municipios y por la insurrección cívica que se vivía contra el fraude electoral. El gobernador Francisco Ruiz Massieu asumía la defensa a ultranza de Carlos Salinas de Gortari como parte del nuevo grupo político que llegaba a Los Pinos. Tuvo como brazo derecho a Rubén Figueroa Alcocer, presidente estatal del PRI, para emprender una represión generalizada contra todo el movimiento opositor, que no sólo increpaba al poder presidencial, sino que tomaba los ayuntamientos como la forma más efectiva para hacer valer el voto de la gente.
El 6 de marzo de 1990 en Cruz Grande un contingente de 300 policías estatales armados con fusiles de alto poder ocuparon las instalaciones del ayuntamiento, para desalojar a la población que protestaba contra el fraude electoral. A las 3:15 de la madrugada unos 30 policías judiciales abrieron fuego hacia el kiosco que se encuentra cerca del Palacio Municipal. En esta acción violenta Leonel Felipe Dorantes intentó salir de ese lugar con el fin de refugiarse en el ayuntamiento cuando balas arteras lo privaron de la vida.
Esta acción delincuencial planeada por las autoridades del estado dio pie para que se gestara en Cruz Grande un movimiento abanderado por Bertoldo, que se uniría con otras organizaciones que enfrentaban la violencia política orquestada desde el gobierno federal y que además eran víctimas de la represión policiaca, y que alcanzó su máxima expresión años después con la matanza de 17 campesinos en Aguas Blancas el 27 de junio de 1995. Fueron los años cruentos donde varias organizaciones se vieron obligadas a radicalizar sus acciones ante la embestida del ejército y las corporaciones policiacas, por la aparición del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
En este escenario de extrema beligerancia, emergieron liderazgos de base comunitaria muy importantes. En la zona centro se conformó la Organización de pueblos y Colonias de Guerrero (OPCG) estando al frente Pedro Nava, Alfredo Barragán y Lino Hernández. En la zona norte el liderazgo de Arturo Hernández Cardona fue un gran referente que logró aglutinar varias organizaciones en la Unidad Popular, al grado que fue desaparecido y ejecutado por el defenestrado presidente municipal de Iguala José Luis Abarca. En la Costa Grande emergió con mucha fuerza la Organización Campesina de la Sierra del Sur que puso en jaque al gobierno de Rubén Figueroa, quien para contener su fuerza dio órdenes a las policías del estado de reprimir y matar a los campesinos en el vado de Aguas Blancas. Hilario Mesino y Benigno Guzmán fueron los grandes líderes que lograron conformar una organización regional con mucha presencia en las comunidades de la sierra que a través de la acción directa obligaban a que las autoridades atendieran sus demandas básicas. En la zona de la Montaña fueron la Unión de Organizaciones y Comunidades Emiliano Zapata (UOCEZ) y la Unión de Comunidades Indígenas de la Montaña (UCIM) las que asumieron un papel protagónico para denunciar varios casos de tortura, ejecuciones y detenciones arbitrarias cometidas por el Ejército. En la Costa Chica fueron Bertoldo Martínez e Higinio Torres, quienes abanderaron la lucha de los municipios contra la represión caciquil, adhiriéndose al Frente Amplio para la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional (FAC-MLN).
En Guerrero estos liderazgos representaron una expresión legítima del movimiento social porque su reconocimiento emergía de las asambleas comunitarias. Todos ellos venían de una trayectoria de lucha, de un compromiso probado con la población pobre del campo. Los unía el dolor y la rabia por la matanza de Aguas Blancas y por la acción represiva del Ejército. Luchaban por un cambio, ya no sólo en las urnas, sino sobre todo con la lucha social, de transformar a las instituciones y de acabar con la impunidad y la corrupción. Era un cuestionamiento de fondo al sistema de gobierno, la manera de gobernar utilizando fundamentalmente la fuerza y valiéndose de grupos de choque.
En este tramo de la historia sanguinaria que padecieron las comunidades indígenas y campesinas de Guerrero, la generación de los liderazgos comunitarios como el de Bertoldo Martínez brilla con luz propia en estos años aciagos marcados por la persecución, el encarcelamiento, la tortura y ejecución de los principales líderes comunitarios del fin del siglo.
Bertoldo fue un sobreviviente de la tortura, fue tratado como delincuente de alta peligrosidad y enviado al penal de Puente Grande donde estaba recluido el capo del narcotráfico Joaquín El Chapo Guzmán. Denigraron su trayectoria como luchador social y fue objeto de cuestionamientos de sus mismos compañeros de mantenerse dentro del PRD con una postura crítica, defendiendo los principios que le dieron origen a esta formación política y denunciando todas las trapacerías de los líderes arribistas.
La cárcel no lo doblegó, por el contrario se mantuvo firme en la lucha y fundó con otros compañeros el Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero (FODEG) para continuar con la agenda de los pueblos y no bajar la guardia contra los gobiernos represores que mantienen una política guerrerista contra el movimiento social.
Bertoldo, a pesar de que hace más de 19 meses llevaba el tratamiento de hemodiálisis, nunca se alejó de la lucha social, mucho menos se mantuvo al margen del movimiento de los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Más bien tomaba la iniciativa para realizar marchas contra el Ejército y en todo momento estaba presente en las movilizaciones de Chilpancingo o la ciudad de México. Su salud era importante en la medida que le daba fuerza para mantenerse de pie en las causas que abanderaba. Fue un gran impulsor de la ley de amnistía, concebida como un recurso legal para lograr la libertad de los presos políticos. También fue parte de los promotores de la campaña nacional para exigir la libertad de los presos de la CRAC. El día que Nestora Salgado logró su libertad, Bertoldo fue de los compañeros de Guerrero que llegó al penal de Tepepan para recibirla. Ese mismo día tenía la sesión de hemodiálisis, sin embargo consideró que parte de su salud era estar al lado de Nestora para oxigenar su lucha y recuperar más fuerzas. Ese día su mejor medicina fue estar en la rueda de prensa celebrando la libertad de Nestora.
La sencillez de Bertoldo, su coherencia de vida, su compromiso y generosidad con la gente pobre; su lucha inclaudicable por la justicia; su testimonio de estar siempre del lado de las víctimas y el sacrificio de su salud para que los padres y madres de los desaparecidos encuentren a sus hijos, fueron las motivaciones que lo guiaron en este tortuoso caminar del Guerrero indómito. El Guerrero de abajo forjado por mujeres y hombres que entregan su vida para que haya verdad y justicia en nuestro estado. El Guerrero por el que luchó y murió en la raya nuestro camarada Bertoldo.
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Ilka Oliva Corado.
Cada vez que nos enteramos de un atentado terrorista en países desarrollados -conforme el sistema- sentimos como nuestra esa tragedia, y no se debe a nuestro carácter humano porque claro está que carecemos de éste. Reaccionamos claramente acorde a nuestra doble moral, racismo y clasismo. A la negación lo que somos como sociedad.
Las reacciones en masa son alarmantes por esa falsa indignación. ¿Cuántos de nosotros fuimos Je suis Charlie cuando el asesinato de 12 caricaturistas en Francia? Nos indignamos y exigimos que se respetara la libertad de expresión. ¿Lo recuerdan? Sin embargo en México han asesinado a más de 103 periodistas desde el año 2000, ¿y cuántos de nosotros nos hemos pronunciado? ¿Acaso la libertad de expresión en México nos vale lo que en Francia?
¿Cuántos fuimos nuevamente Francia cuando el atentado sucedió en la sala de conciertos Bataclan? ¿Cuántos fuimos Túnez cuando terroristas entraron al Museo Nacional de El Bardo y mataron a 23 personas?
¿Cuántos de nosotros hemos sido Estados Unidos cada vez que se realizan masacres en las escuelas y universidades del país? Bueno, ¿cuántos de nosotros fuimos Kenia cuando terroristas asesinaron a 148 estudiantes en la Universidad de Garissa? ¿Cuántos fuimos Kenia cuando terroristas asesinaron a 67 personas en un centro comercial de Nairobi? ¿Cuántos de nosotros fuimos las víctimas de la Guarimbas en Venezuela? ¿Las fosas clandestinas en Colombia?
¿Recuerdan la epidemia de ébola?, ¿cuántos de nosotros sentimos las muertes de esos puños que caían en las calles de Guinea, Liberia y Sierra Leona? ¿Cuántos de nosotros sentenciamos lo inhumano de los países desarrollados que se negaron a brindar atención médica? ¿Cuántos nos indignamos por el secuestro de 219 niñas en Nigeria? ¿Tenemos noción de lo que esas criaturas están pasando en manos de terroristas de Boko Haram? ¿De qué estamos hechos que nos indignamos por unos y no por otros? ¿Acaso se trata de continentes, de clase social, de color de piel, de grado de escolaridad, de ideología? ¿De qué trata nuestra conciencia? ¿Tenemos conciencia acaso?
¿Cuántos de nosotros somos los 43 de Ayotzinapa, las desapariciones forzadas, los miles de feminicidios y el genocidio latente en México? ¿Cuántos de nosotros somos el triángulo norte de Centroamérica y las docenas de asesinatos diarios? ¿Cuántos somos los feminicidios y violaciones sexuales que sufren miles de mujeres diariamente alrededor del mundo? ¿Cuántos de nosotros somos las víctimas del tráfico de órganos y con fines de explotación sexual? ¿Tiene que haber un bombazo y en un país específico para que reaccionemos? ¿Así es como trabaja nuestra conciencia, por mapas?
¿Cuántos de nosotros hace unos días dijimos en coro "todos somos Bélgica"? ¿A cuántos nos indignó el atentado terrorista en un estadio en Irak donde murieron 26 personas? ¿A cuántos el atentado en Pakistán donde han muerto más de 70 personas? ¿A cuántos nos ha dolido en el alma la invasión y las innumerables masacres que hizo Estados Unidos en Libia, Somalia, Irak y Siria con la venia de la Unión Europea? ¿Y qué decimos de Israel en Palestina? ¿La de Arabia Saudita en Yemen? ¿Esas muertes no cuentan? A pero el muro de los lamentos es visitado por personas del mundo entero y lloran y oran en éste, pidiendo por la paz mundial. ¿De qué está hecha nuestra conciencia?
Autoridades del gobierno belgas anunciaron que atacarán Siria para "combatir" al Estado Islámico. ¿Qué más quieren hacer con Siria? ¿No es curioso que los atentados sucedieran a pocas semanas de acordarse el alto al fuego en Siria? ¿Qué tuvo que ver Jhon Kerry –es decir, Estados Unidos- en esta decisión del gobierno belga? ¿Qué gobiernos capitalistas crearon al Estado Islámico? De la misma forma en que crearon enemigos imaginarios en tantos países alrededor del mundo para invadirlos y robarles la vid.
¿Cuál es la responsabilidad de la Unión Europea -en el contrabando de los diamantes de sangre-, en los genocidios y en los atentados terroristas en África y en la propia Europa? ¿Qué tiene que ver la política exterior de Estados Unidos con todo esto? ¿Qué responsabilidad tiene la Unión Europea y Estados Unidos de los mundos de refugiados que se ahogan en los mares buscando salvar sus vidas? ¿De los mundos que salen de Siria? ¿De los mundos de africanos que buscan sustento en España? ¿Quién es los mundos de inmigrantes centroamericanos que mueren en México y en la frontera con Estados Unidos? Que mueren por la misma razón, buscan salvar sus vidas, buscan sustento, buscan salvar sus vidas. ¿Qué tiene que ver Estados Unidos en las migraciones forzadas?
¿Por qué la palabra refugiados no nos encona como la del terrorismo? ¿Por qué no nos indigna el bloqueo de Estados Unidos a Cuba? ¿Por qué no nos indignan las atrocidades y el genocidio que están haciendo en Palestina y Siria?
Para no ir tan lejos, ¿qué está sucediendo en nuestros países, colonias, comunidades, y pueblos que no es capaz de despertarnos en indignidad contra el sistema de políticas neoliberales que hace de nosotros un partida de títeres? Porque pensamos lo que es el sistema quiere que pensemos. Porque reaccionamos como la polarización lo manda. Porque somos incapaces de pensar por nosotros mismos, de sentir en el fondo del alma todo injusticia como nuestra. Respecto al terrorismo que se ejecuta en pro de los gobiernos de políticas capitalistas hay muchas cosas que decir. No nos quedemos callados, ante lo injusto no podemos ser neutrales.
"Todos somos Bélgica," ¿pero, quién quiere ser humano?
29 de marzo de 2016
Estados Unidos.
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Ilka Oliva Corado.
Hoy en día las dictaduras dejaron de ser sangrientas, Estados Unidos y la oligarquía latinoamericana cambiaron de estrategia. La imposición es corporativa. Una nueva modalidad de guerra sucia y Plan Cóndor que da los golpes blandos con su eje central: a través de la manipulación de los medios de comunicación y, con esto adormecer las mentes de las masas (clase media latinoamericana) que por indiferentes son fáciles de utilizar. Sin percatarse votan por estructuras que según ellas (clasistas y racistas) afectarán solamente a la población más vulnerable, no se darán cuenta (por polarizadas) que son tan solo el trampolín para el beneficio de los buitres que después las tratarán como lo que son...
Ejemplo claro es el No en Bolivia, la nueva Asamblea Nacional en Venezuela, Macri en Argentina, el intento de golpe en Brasil contra Dilma. Y los presidentes de corte neoliberal en el resto del continente. En ninguno de estos Estados Unidos recurrió a la dictadura como en décadas pasadas, lo hizo en tiempos de democracia; fue un trabajo a fuego lento y muy bien cuidado donde las dosis fueron exactas: televisión, radio y prensa escrita. Un poco de caos para atemorizar a la población y fue suficiente.
El saqueo es industrial, tiene tintes bancarios y la extracción de recursos naturales es uno de los objetivos principales; por esa razón vemos a lo largo y ancho del continente la opresión a los movimientos sociales y campesinos que defienden el agua y la tierra. Los ecocidios están a la orden del día y las minerías hacen lo suyo con el permiso de los gobiernos de turno. Un ajuste en políticas económicas que anulan inversiones en educación, salud, trabajo y vivienda y, al contrario lo invierten en "seguridad" para vulnerar más a la población y desvincularla de todo activismo social y voz de insurrección.
La resistencia de gobiernos progresistas no es de agrado para Estados Unidos que con golpes blandos y con las masas manipuladas en un disfraz de democracia hizo destituir a Lugo, Zelaya y pretende hacerlo también con Maduro, Dilma, Evo y Correa. A Cuba le fue a decir en su propia cara que libere a su pueblo del socialismo, como si no fuera Cuba uno de los pueblos más libres del mundo precisamente por el socialismo.
Siendo Latinoamérica un continente de mente colonizada, clasista y segregacionista; es fácil que el neoliberalismo se cuele por las fisuras culturales y políticas. Por el lado de la impunidad. Donde lo humano, la dignidad y la lealtad no tienen pie de entrada. Es ésa la resistencia de los gobiernos progresistas con sus reformas políticas que han hecho florecer a una América Latina post dictaduras. Están sanando las brechas y el tejido social. Están ofreciendo trabajo, alimento, educación, hogar y plusvalía a las mayorías marginadas. Están encarcelando a los torturadores, a los culpables de crímenes de lesa humanidad. ¿Qué gobierno neoliberal le apuesta al desarrollo de su pueblo? ¿A la cultura, a la educación, a la salud?
Si bien es cierto no son gobiernos ideales, les hace falta mucho por hacer, se han equivocado en decisiones, dentro de sus filas también hay corruptos disfrazados de progresistas y muchos terminan en Miami con negociones millonarios. Eso es cierto y no se puede negar. Pero una cosa son los que han traicionado la revolución y otra que los gobernantes estén involucrados, tal es el caso de Dilma en estos momentos. El ataque no es contra ella ni contra Lula, es contra el progreso del pueblo brasileño.
Dilma ha denunciado a estos corruptos y en resultado Brasil está viviendo un nuevo intento de golpe de Estado para que estos mismos corruptos que ella denunció tomen el poder. Esta ecuación no es tan difícil de entender. Ataques por género siempre han sufrido Dilma, Cristina y Bachelet. Y es el patriarcado quizá el peor de nuestros males porque nos afecta a todos y es una norma con la que crecemos y es preciso hacerla desaparecer junto a la misoginia y el machismo. Es la misoginia y el machismo el que ataca en este momento a Dilma, con todo su odio hacia su género, inteligencia y entereza.
Los golpes blandos no terminarán, los intentos de golpes de Estado siempre han estado ahí y con fuerza, son corporativos y se visten de votos, rezos y oratorias clasistas, cachurecas y deshumanizadas. Nuestra doble moral y nuestra haraganería para formular un análisis propio nos colocan en la posición de marionetas y somos pues la diversión de los que realmente hacen de nosotros un espectáculo de mierda. Sigamos pues durmiendo la mona.
Entre otras noticias, ¡volvió Cristina! Demostrando que la militancia es en todo momento y con el pueblo. Que se aliste Macri y su horda de buitres porque esto apenas empieza. Que se aliste la derecha brasileña y Estados Unidos porque 50 millones de brasileños que votaron por Dilma no se dejarán vencer así por así. ¿Qué harán para silenciarlos? ¿Acaso llenar de sangre las calles de Brasil? La Revolución Bolivariana sigue en resistencia.
500 años de invasiones y genocidios y no han podido con La Patria Grande, no será ahora que la vencerán.
Abril 20 de 2016.
Estados Unidos.
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Ilka Oliva Corado
Cuando recién cumplí los 15 años mi mamá finalmente me dejó ir a conocer Comapa, el pueblo donde nací en el oriente guatemalteco. Para ese entonces ya no había peligro con los cuatreros porque había carretera de terracería que iba directo de El Amatón a Comapa. En su infancia eran caminos reales y tenían que atravesar hondonadas y cerros para poder salir a la carretera en otro municipio de Jutiapa.
Cuando recién inauguraron la carretera de terracería solo había un bus que salía en la madrugada y este mismo regresaba por la tarde de la capital, aprovechaban los cuatreros para asaltarlo en medio de los cerros y violaban a las mujeres. Esa fue la razón por la que ninguna de las hijas de nía Juana y tío Lilo dejaron ir a sus hijas al pueblo, hasta que finalmente se reguló el transporte y salían autobuses directo a capital durante el día.
Durante esos quince años yo me enamoré perdidamente de mi terruño natal gracias a las historias que contaban mis abuelos maternos, mi mamá y mis tías. Me enamoré del acento y de las palabras propias de la región que en labios del matriarcado Corado Martínez eran una belleza. Tan así que adrede desistí de ser capitalina y rechacé todo lo que tenía que ver con la urbe guatemalteca y me abracé a la forma de hablar del pueblo y del arrabal. Y es algo que mantengo hasta el día de hoy, adrede.
Con todo lo hermosa que decían que era Comapa no entendía porqué mi mamá y mis tías habían migrado hacia la capital, hasta que un día le pregunté a mi mamá y me dijo que por la miseria económica y porque querían que sus hijos asistieran a la escuela. Nosotros habíamos crecido en la miseria, según yo que en Ciudad Peronia se vivía la miseria catastrófica de la desnutrición infantil que se llevaba crías cada año. Según yo que no se podía ser más pobre de lo que éramos los que vivíamos en el arrabal.
Pero mi mamá se encargó de meternos en la cabeza que nosotros no éramos pobres, que no teníamos para comer pero no éramos pobres, que había gente que de verdad vivía en la miseria y que era más pobre que nosotros. Esos días en los que comíamos tortillas con sal nos miraba a los ojos y nos decía que no éramos pobres, que recordáramos que a esas horas había mucha gente que no tenía nada qué llevarse a la boca o que dormía a la intemperie (como fueron los primeros años de infancia de mi padre, durmiendo en las calles).
Cuando entraba el vendaval de noviembre por los agujeros de las puertas y las ventanas que teníamos tapados con pedazos de cartón y nos hacía temblar de frío a deshoras, nos decía que ese no era frío, que frío era dormir en las galeras sin pared y a la intemperie como duermen los campesinos que trabajan en las fincas. Que frío era dormir en casas de bajareque y así nos trataba de quitar de la cabeza nuestro pensamiento trágico cuando el estómago pedía comida y cuando la única chamarra que teníamos no alcanzaba para cubrirnos del sereno de la noche que goteaba desde la lámina.
Un día cualquiera me dijo que podía ir a conocer Comapa y fue para la feria patronal, en las vísperas de la navidad. Agarramos la parvada de primos de los que yo era la mayor del bulto y nos fuimos como tipo excursión, aquel bus parecía gallinero con la bulla del cipotal. Cada vez que se acercaba más el pueblo se me erizaba la piel, por fin estaba conociendo el lugar donde nací y totalmente maravillada contenía la respiración, era hermoso mucho más hermoso de lo que había imaginado.
Pero a la medida que avanzaba también de golpe me abofeteó la miseria y lo que era una expedición se tornó en un dolor agudo, en un grito contenido en mis emociones revueltas por llegar finalmente a mi tierra y conocerla y también por el despertar de que en realidad nunca fuimos pobres como siempre ha dicho mi mamá, porque en Comapa se vivía la miseria atroz y el olvido. Lloré entonces de alegría y de dolor.
Llegamos al pueblo y mis abuelos maternos nos recibieron en la estación de buses, mi abuela había echado pishtones y había cocinado caldo de gallina de patio. Nosotros llevamos una botella de agua ardiente y brindamos por el terruño. (A los quince el licor en mi vida era parte vital de mis glóbulos rojos y blancos). Los días pasaron y nosotros fuimos a conocer los alrededores, los lugares por donde anduvieron mi madre y mis tías cuando eran niñas. Y me enamoré perdidamente del río Paz y de la quebrada. De la flor de chipilín, del jocote tronador, de la flor de chacté y de San Andrés. Sentí la cercanía de estar en el lugar al que siempre he pertenecido, sentí algo propio, me sentí parte de.
Todo concordaba, el acento, las palabras, mi físico, mi cabello, mi color de piel, mi gusto por la comida, todo era propio, sentí por primera vez en mi vida la profundidad del arraigo. Y lloraba de pronto sin razón alguna, por la emoción, por el descubrimiento, por el despertar de la miseria y del olvido. Y lloraba cuando atardecía con los rojizos chiltotos y cuando cantaba el pijuy y cuando veía a mi abuela tortear frente al polletón y cuando me subía a los árboles frutales y respiraba el aroma del terruño. Y lloraba cuando veía a mi abuelo en la tapisca, con su corvo y su camisa raída mojada por el sudor del medio día. Y así entre alegría y desencanto se consolidó mi amor por mi natal Comapa.
Una mañana cualquiera nos llevó mi abuelo a la aldea donde vivían mis tíos abuelos, hermanos de mi abuela, conocerlos en persona fue como leer de nuevo un libro que ya había leído. Fue como sacar de una historia de ficción a los personajes y volverlos una película y darles vida y forma. Fue como verme frente a un espejo, y me sacudió el parecido y la fuerza de los genes. Estaba frente a algo propio, estaba frente a mi raíz.
La tía Toña era idéntica a mi abuela, solo que era blanca y de ojos avellana. Su cabello completamente blanco, pasaba de los 60 años. Era tan hermosa, esa belleza natural que deslumbra porque viene del alma. Vivía en la casa donde habían crecido, en el terreno que fue de Mamita (mi bisabuela) y su casa era de bajareque, apenas cubierta con un repello de adobe muy simple y delgado que permitía que se colara el frío. Su cama era de madera rústica, sin colchón, y su almohada eran dos prendas de raída a la que le estaba bordando una sobre funda. Su piso de tierra, la puerta de varas de milpa seca. No tenía pila, lavaba en la quebrada. El baño era el monte abierto.
Los hermanos tenían sus familias, solo tío Paco y tía Toña se quedaron solteros y no tuvieron hijos. Tío Paco vivía en casa de tío Víctor y le ayudaba con las vacas. Tío Ángel vivía más abajo, al final de la aldea, sus hijos para ese entonces habían migrado hacia la capital y trabajan en fábricas.
Noté algo sumamente extraño entre tío Paco y tía Toña, y es que tío Paco le ordenaba, no la dejaba hablar, la regañaba, y tía Toña era completamente otra cuando él estaba cerca. Tío Paco era enjuto, bajito. Tía Toña la mujerona alta, también delgada pero con cierta elegancia que deslumbraba en la región.
Cuenta la historia familiar que tía Toña tuvo infinidad de pretendientes y que fueron tantos lo que quisieron casarse con ella pero que sus padres no la dejaron. Entre sus pretendientes mi abuelo pero que al no poder casarse con ella se casó con mi abuela. Mi abuela siempre cuidó de las dos, cortaba una carga de leña para mi abuela y otra para mi tía Toña. Cortaba un manojo de chipilín para mi abuela y otra para tía Toña. Siempre fue así desde que tengo memoria, cuidaba mucho a las dos.
Desde esa primera visita yo regresé al pueblo año con año hasta que emigré. Y así fui familiarizándome con mis tíos abuelos y con mi terruño. Uno de los sueños de mi vida era el de ahorrar y comprarle un terreno a mi abuela para irme a vivir allá, yo quería vivir en la misma casa donde creció mi mamá y mis tías. Quería sentarme sobre la piedrona y ver el atardecer. No había lugar en el mundo en donde yo quisiera vivir más que en Comapa. Es pasado ahora, la piedrona ya no está.
Cada vez que llegaba me percataba del control de tío Paco sobre tía Toña, tanto que lo enfrentaba con mi abuelo y discutían. Tía toña le cocinaba y le levaba la ropa a tío Paco. A veces se iba a dormir con ella. Comencé a poner más atención en la forma en que cambiaba tía Toña cuando estaba cerca tío Paco. Entraba en ansiedad, un tipo de desesperación que yo no comprendía en ese entonces. Bajaba la mirada, se ensimismaba y ya no conversaba.
Pasaron los años y tía Toña murió, tío Paco se quedó con sus vacas y con su terreno. A los años murió tío Paco y tío Víctor se quedó con sus vacas, las vacas de tía Toña y con el terreno de tía Toña. Con tío Paco nunca me llevé, apenas lo saludaba, era el tipo de hombre de los que desnudan con sus miradas lascivas, me sentía acosada cuando estaba con él.
Un día en el destierro, conversando por teléfono con mi tía Marina, la hermana de mi mamá que migró a México hace muchos años, me enteré que su propio hermano la había abusado sexualmente y la embarazó, lo que hizo que pensara inmediatamente en la tía Toña. Pasaron los días y yo no dejaba de pensar en tía Toña, y recordaba los momentos en que la veía en caos cuando estaba cerca tío Paco. No había otra razón, tío Paco abusaba de tía Toña.
Agarré el teléfono y llamé a mi mamá, le dije que necesitaba saber si tío Paco había abusado a tía Toña, mi mamá me contestó inmediatamente que sí, que la abusó toda su vida. Que tío Paco se encargó de regar en el pueblo que era su mujer y que si alguien se atrevía a intentar casarse con ella lo mataba. Por esa razón ningún hombre quiso casarse con ella. Porque el primero que intentaba tío Paco le sacaba la pistola. Cuando mi mamá me lo dijo, aunque yo lo imaginaba, comencé a temblar, me llené de cólera, lloré toda la noche imaginando toda una vida de abuso del propio hermano, y la familia enterada y no hacer nada. El pueblo enterado y no hacer nada. Quise que tía Toña estuviera viva, quise regresar el tiempo, quise haberme enterado antes. Quise hablar con ella, quise que se desahogara con alguien. Quise haberme dado cuenta en aquel entonces. Quise tantas cosas y los dos ya estaban muertos.
Después de décadas y en el destierro, lejos de tía Toña en cuerpo y en tiempo, supe la razón de su tristeza perenne. Misma tristeza que siento yo.
Estados Unidos.
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