Por PP.

 Pero… ¿por qué hay tantos pobres en México? ¿Porque los mexicanos somos muy flojos?

 La caricatura muy difundida en todo el globo, muy seguramente de origen anglosajón, que muestra un mexicano durmiendo sentado a la sombra de un cacto, envuelto en su sarape y cubierto por un sombrero ancho, es algo que no tiene que ver con la realidad.

 Dibujos de una marcha con su consigna

 

Hay muchos pobres en México porque el capitalismo nacional-global se apropia de la mayor tajada posible del valor producido empujado por su insaciable sed de ganancia.

 Durante la efímera existencia del así llamado “Estado de Bienestar”[1][1][1] el Estado actuó como un agente regulador de la economía.

Particularmente, en la distribución de la riqueza producida, influyeron de manera decisiva la capacidad de lucha y el espíritu combativo de los trabajadores mexicanos, tanto urbanos como agrarios. El crecimiento de los salarios, impulsó al proceso económico y se constituyó en la base de lo que se llamó “el milagro mexicano”.  Dos décadas de auge durante las cuales el crecimiento económico se dio a un ritmo del orden del 6% anual. La capacidad de compra de la población trabajadora hizo florecer el mercado capitalista.

 El auge como señala Marx, es el pájaro agorero de las crisis y la crisis de 1976, con la fuga de capitales, marcó el inicio del fin del “milagro mexicano”. Hubo un período de respiro sustentado en el incremento de la deuda y la entrada en escena de la exportación de petróleo crudo, que desembocó en la fuga de capitales y la crisis de 1981-82.

 En el período siguiente, ya con la política económica dictada desde el FMI y el BM, la recuperación económica se sustentó en la exportación petrolera y la reducción del salario real. Para1994 se repetirá el mismo esquema: la fuga de capitales y la crisis, conocida como los “errores de diciembre” como se señaló en la entrega anterior. Van botones de muestra:

 Fugas: 1976 = 3,000 millones de dólares, 1982 = 9,000 MillU$, 1994 = 17,000 millU$[2][2][2]

 Los capitales se fugan, pero quien paga esas fugas son los trabajadores mexicanos, a quienes, además de tener que reponer con su trabajo los capitales que se fugaron, se les recorta su ingreso permanentemente, como se muestra por la reducción histórica del salario real.

 

 Ahora bien, la “fuga de capitales” es un fenómeno relativamente puntual que ocurre en un lapso de tiempo muy corto, pero los egresos, las salidas continuas que se registran en la contabilidad nacional en la llamada “balanza de pagos”, son generalmente mayores que los ingresos. En otras palabras, cada año de este país sale más capital del que ingresa.

 Sin embargo, la política económica se establece servilmente con la intención de hacer más atractivo al país para la inversión extranjera directa, IED, bajo el pretexto de que ésta va a generar riqueza y a producir empleos.

 Históricamente, por lo menos desde el final de los años 70, se ha mostrado que la IED anual en promedio es menos de la cuarta parte, 25%, de la suma que este país envía como ganancias del capital (IED) e intereses de la deuda.

 Pero, ya se sabe, el capital no tiene patria y según el Banco de México, en el último sexenio además de lo que salió como ganancias de la IED e intereses, los capitalistas mexicanos enviaron al exterior cerca de 111,000 millU$, mientras que la IED sumó 64,500 mill U$.

 Todo ese valor exportado es fruto del trabajo de los mexicanos.

 ¿Y cómo se hace para que México sea más atractivo para la IED?

 La fuerza humana de trabajo es mantenida entre las más baratas del mundo, hoy son menores de los pagados en China, por ejemplo.

 Los incrementos salariales son menores a la inflación. Y la productividad de los trabajadores mexicanos es muy alta.

 La apertura de las fronteras (política neoliberal) “para alentar la competitividad” del campo se ha convertido en el desplazamiento y la migración de los campesinos a las ciudades donde incrementan el ejército industrial de reserva y presionan los salarios a la baja[3][3][3].

 La Secretaría del Trabajo se ha constituido abiertamente en defensora de los epresarios y en un obstáculo para la organización sindical (salvo los sindicatos domesticados).

 El gobierno condona impuestos a las grandes empresas que porque “generan empleos”

 El gobierno construye infraestructura para facilitar la instalación de las empresas de la IED.

 Los altos funcionarios, presidentes de la república incluidos, al retirarse del gobierno se convierten en “altos ejecutivos” gestores de esa IED ante el gobierno de la nación.

 Y por si fuera poco, ofrecen en charola de plata, aún a costa de la destrucción del “territorio” de los pueblos, las riquezas del subsuelo con la llamada reforma energética.

La voracidad del capital no tiene límites. La comunidad habrá de marcarlos: ¡BASTA YA!


[1][1][1]También llamado por la reacción mexicana “el ogro filantrópico”

[2][2][2]Además del FOBAPROA: 552.000 millones de pesos se convirtieron en “deuda pública”y siguen pagando intereses. Los rescatados se convirtieron en acreedores de los trabajadores mexicanos.

[3][3][3]Se prefiere importar maíz, que porque sale más barato que producirlo en país.