A José Uriel Aréchiga Viramonte
La vida es una terca rebelión:
Un zapateo persistente en la bóveda
del cielo
Un mar que no cesa de gritar
Y arrecifes que resisten
los vagabundeos y acosos
de la espuma.
Nueva saliva después del trago
amargo
Nueva silueta que endulza
el horizonte
luego de las catástrofes
Nuevo amanecer
Un rociado suave que forma un río
Nueva luna
Estrellas nacientes
Lucecitas en andaderas
Primeros pasos.
Nueva mirada
Aromas novedosos
Lengua regenerada en un beso
Resucitación en un gustito de café
Un manantial de cuerpos
Terca vida que la muerte pare.
Y en la gota de la lágrima derramada
-aparente final de todo/
aparente final del mundo-
nos quedan aún tantas galaxias
tintineando en el cerebro.
Ricardo Antonio Landa Guevara,